Te he visto, colocarte el costal y la faja,
te has metido bajo las trabajaderas,
he sentido ese dolor mezcla de alegría y sufrimiento
cuando ha recaído el peso sobre tu cuello.
Una lágrima
ha resbalado por mi mejilla
porque he
visto cómo tus manos agarraban la maderahaciendo un sobre esfuerzo humano,
que apenas con el alma te elevabas
mientras tus pies a ritmo acompasado
seguían la cadente melodía de un clarinete.
He callado
por un momento ,
para
escuchar el quejío de la levantáal tercer golpe del llamador.
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