y siento como una manada de caballos salvajes galopando sobre mi cabeza,
te echo de menos como antes te echaba de más,
y vuelven fantasmas y el peso de las noches,
y las tardes en el sofá son fotos en blanco y negro,
y tú ajeno a esto y a aquello,
y yo aquí ensayando una escena sin guión y sin protagonistas.
Te echo de menos y no se si debería,
la vida, el tiempo, la gente, la costumbre,
y solo se que te echo de menos,
tirarme en plancha en tu pecho
sin pensar en nada más,
dejar esta ansiedad de horas vacías,
y saber qué es todo esto que pasa.
Antes eras eres y ahora eres eras,
y eso duele como patadas en el estómago,
como mil mentiras que me cuento cada día,
como versos sin acabar.
Creo que no debería,
no se si debo agarrarme a ese pasado de cristales rotos,
o debería recomponer los trozos de aquello que fuimos destruyendo.
Ahora que pasó el dolor, el odio, el rencor,
te miro sin verte y solo sé
que te echo de menos.
o debería recomponer los trozos de aquello que fuimos destruyendo.
Ahora que pasó el dolor, el odio, el rencor,
te miro sin verte y solo sé
que te echo de menos.
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