La octava trabajadera
Ha
llegado la hora,
una
corneta anuncia la levantá,
un
mar de plumas blancas avanza
regando
la noche de brillo de armaduras plateadas.
En
la octava trabajadera un quejío,
una
lágrima en forma de Sentencia
cae
sin remedio al compás de una chicotá.
Desde
el cielo un armao se coloca las sandalias
y
se cuelga la medalla,
en
forma de costal acaricia el cuello de
su costalerito,
ay!
mi Juanito cuantos sueños,
cuantas
historias te conté.
Paséame
orgulloso por Sevilla,
que
en un guardabrisas te acompaña mi luz,
mis
ojos en la tierra
bajo
la octava trabajadera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario