quiero que salgas y te quedas,
te agarras a mi piel rasgándola por dentro,
sin miramientos, sin piedad.
Vienes arrollándolo todo,
no hay armas ni antídotos,
es dejarte avanzar sin límite,
es dejarme hacer y vencerme.
Cuando ya estoy hundida te pones el traje de fiesta y te vas,
abres la puerta grande para decir adiós sin saber cuando volverás.
Acuérdate que la próxima no estaré esperándote,
las trincheras serán profundas y te aguardaré para mil batallas.
Nunca quiero que entres pero te cuelas,
vives mi vida sin mí,
sigues robándome ese momento eterno.
No elegida, no soñada, no deseada.