los besos a destiempo,
los versos que nunca se dicen
y las cosas que no se hacen.
Te mereces la ternura,
la lágrima de alegría,
la caricia de madrugada,
el tiempo que no se tiene.
Te mereces los hechos
y no las palabras,
porque las palabras están cansadas,
las palabras son frágiles.
Te mereces soñar
y que nadie te despierte,
que sea verdad y todos lo sepan.
Te mereces vivir con un corazón libre,
dejar de fingir para no sufrir.
Te mereces ser única,
para él o para nadie.
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