9 abr 2020

Ya se acerca la hora.


Ya se acerca la hora,
voy cruzando el Arco,
la capa se va meciendo al compás de mis pasos,
la calle es una marea de terciopelos moraos y verdes,
la Basílica está resplandeciente,
que guapa estás Esperanza mía,
que elegante siempre mi Señor.

Todo es distinto,
como si una vida entera hubiera pasado,
porque es lo que ha pasado,
una vuelta a nacer,
y estamos aquí otra vez a vuestras plantas,
para rezar más que nunca,
para cumplir lo que en esos días prometimos.

Ya se abren las puertas!
me coloco el antifaz,
la noche está estrellada y yo sonrió,
estoy cruzando el Atrio y me olvido,
me olvido del dolor y la pena,
ahora lloro de alegría,
y mis lágrimas brillan con la luz del cirio.

Saco una estampita,
y se la pongo en la mano a una anciana,
en ella está la fe y por ella hemos venido.
Sigo mi camino como en un sueño,
todo pasa en un suspiro,
y ya te estoy viendo a lo lejos
de costero a costero,
entre vítores y aplausos.

Te espero desde hace tanto que no me lo creo,
no puedo verte,
me nubla el llanto,
me cuelgo la capa en el brazo
y voy avanzando,
me meto bajo tus pies,
que no quiero perderme tu cara.

Y llega ella como flotando,
el himno resuena en la plaza,
los ojos otra vez nublados.

No quiero que se acabe!
Mucho tiempo esperando!
Amarrada a tus vaivenes
me voy despertando.

La reja esta cerrada,
hay flores y estampas,
cornetas y plumas,
y el himno sonando.

La capa colgada,
el antifaz guardado,
la medalla en su cajita
todo el año aguardando.

La vida que pasa y no nos enteramos,
una noche en el cielo y el resto soñando.







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