21 nov 2021

El día que Dios vino a vernos.


El día que bajaste de tu altar se iluminaron los caminos hacia todas las puertas, 

la Sevilla más olvidada lleno su balcón de fe y esperó en el zaguán tu llegada. 

Llegaste como siempre, 

con la parsimonia del que todo lo puede, 

el que arranca la emoción del alma, 

con el talón descubierto a un corazón que se parte,

y que no olvida ese tramo de calle a calle bajo tus pies. 


Y aquí permaneces, 

cerca de la humildad de los que sabemos sentirte y darte las gracias por llegar a nosotros. 

El día que Dios vino a vernos, 

en la Iglesia resonaron cánticos de alegría y la gente rezaba por las calles y le pedían salud. 

El día que Dios vino a vernos, 

muchos creyeron cuando no habían creído nunca, 

y esa es su lección.

Nunca te rindas

De repente la vida te desnuda, 

te deja sola y a oscuras con una vela sin pabilo, 

el mapa de los días en blanco y un vacio en el estómago, 

como esas mariposas del amor pero sin él. 

Entonces toca levantar la cabeza y sacar el traje de no va a poder conmigo, 

aunque tropieces una y otra vez, pero al final, 

cuando crees que ya te rompes los dientes contra el suelo, 

apoyas las dos manos y te pones en pie. 


No vine a rendirme, 

ni a mojar con mis lágrimas el futuro, 

no vine a dejar los brazos caidos y el alma rota. 

Vine a vivir con todas las ganas, 

a aprender del error y a equivocarme mil veces. 

A dar amor y a recibirlo, 

a renacer como Fénix las veces que haga falta.

Luna de Septiembre


La Luna esta noche me cuenta un cuento de estrellas, 

me trae la brisa de otoño, la luz apagada, 

el hambre insaciable de la piel, 

los senos hambrientos de ti, 

el alma desnuda de tiempo. 

Esta Luna de cambio de hojas, 

de final de atardeceres y amaneceres tempranos, 

de risas al final del verano, 

tiene el blanco de los días cortos

y de la verdad más pura. 

La Luna que hoy me mira porque solo yo la miro a ella, 

me guarda un secreto que ni ella sabe, 

me eriza el corazón y me rompe en mil partes. 


La misma Luna que tú has visto esta noche, cuando volvías por esa callejuela, 

esa es la misma que a mi me consuela.