Soy sencilla,
como el vuelo del pájaro que limpio surca el cielo,
y a la vez complicada,
como ese misterio de flotar entre las nubes sin caerse.
Me pierdo en un paisaje, en tres palabras bien escritas, en una canción a media noche.
Me pierdo y no soy capaz de encontrarme,
porque tal vez no quiero que me encuentren.
Me dejo llevar por el tiempo,
y observo como las horas desvaídas desaparecen,
y yo, absorta mirando una copa de vino eterna.
Me abro en canal dejando mis entrañas al aire
para que tú las cojas y juegues con ellas,
no me escondo porque no tengo miedo a sentir,
ni de saltar al vacío con el corazón en la mano.
No soy de letras raras,
cuento lo que quema en los dedos,
lo que me estorba aquí dentro que a veces es nada.
Quizá la loca que no sabe vivir una vida anodina,
que no se conforma con ver y respirar,
la que va quemando los días,
la que no da tregua a la vida.
Soy el abrazo esperado y el beso de miel,
el futuro pintado en un firmamento azul,
la rabia no contenida,
y a veces la verdad más cruel.
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