4 nov 2009

Otoño




Me acosté anoche en verano y me he despertado en medio del otoño,
de hojas secas y nubes cubriendo el cielo,
de pesadumbre en el alma,
de manga larga, y de calcetines.
Pero en mis macetas están saliendo flores
y yo quiero tener esa cara de flor recién nacida no de hoja amarilla caída en el suelo,
porque más allá de las nubes diviso un pedacito de cielo con un azul desvaído pero tranquilizador.


Me he levantado tarde y en medio del inevitable otoño,
Nilo se durmió con el murmullo del movimiento de las ramas de las palmeras,
a él no le importan los cambios de estación,
mientras su manta este ahí para tumbarse y mi mano para rascarle el lomo,
a él le sienta mal el ruido de los coches,
el timbre de la puerta y que lo encierren en la terraza mientras nosotros comemos,
realmente hay pocas cosas que lo perturben;
a veces quisiera ser él,
y revolcarme por el césped persiguiendo una naranja, así además no me daría cuenta de si llegó el otoño o no,
teniendo mi manta y una mano que me rasque el lomo.

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