En tu risa encontré la paz,
en las noches encontré dulce lujuria,
tu sexo tan mío como el mío tuyo,
mi piel se encerró en esta espiral
de no poder respirar sin tu roce,
apreté los dientes porque siento demasiado
para ser real,
me deje caer en el abismo de días sin ti,
esperándote cómo el cancerbero a las puertas de mi infierno,
para quemarnos de deseo.
Ahora te
veo en cada esquina de mi vida,
y no imagino un hueco sin tu voz,
te quiero en mis talones cómo flecha de Aquiles,
herida sin remedio de amor...
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